“Llegará el momento en que tendremos que escoger entre lo correcto, o lo fácil” – Albus Dumbledore.
Esa es mi cita favorita del querido director de Hogwarts y, luego de ver Fantastic Beasts: The Crimes of Grindelwald, adquiere más importancia que nunca. Dumbledore le dijo eso a Harry Potter luego del regreso de “El que no debe ser Nombrado” pero, ahora entiendo cuando la aprendió. Hubiera querido que el resto de la secuela hubiera escuchado el consejo.
Con la segunda de cinco precuelas planeadas, J.K. Rowlin reduce y expande a partes iguales el impacto emocional del mágico mundo ya creado y que tantos amamos. George Lucas estaría orgulloso.
Luego de pasar meses encarcelado por las autoridades mágicas estadounidenses, el Mago Oscuro Gellert Grindelwald (Johnny Depp) escapa durante una transferencia al Ministerio de Magia Ingles, e inmediatamente regresa a su cruzada maligna de llevar los magos a conquistar el mundo como superiores a los humanos.
Es un momento oscuro para el mundo mágico pero, la única preocupación de Newt Scamander (Eddie Redmayne) es que el Ministerio no le permite viajar fuera del país para continuar sus estudios de criaturas fantásticas. Cuando su antiguo maestro de Hogwarts, Albus Dumbledore (Jude Law) le pide viajar a Paris, Newt deberá decidir de que lado estará durante la batalla en camino.
No siendo fan del trabajo del director David Yates en las últimas cinco producciones Potter, FantasticBeasts and Where to Find Them fue una encantadora sorpresa. Con ella, Rowling aprovechó su genuina habilidad para construir universos, llevándonos fuera de Hogwarts a un mundo de magia adulta que se sentía funcional y real. Sin olvidar las divertidas secuencias de Newt lidiando con sus bestias escapadas, el carisma de Redmayne como el tímido pero valiente zoólogo, Jacob (Dan Fogler) representándonos como muggle, la dulzura de Queenie (Alison Sudol), y la simpática disciplina de Tina (Katherine Waterson).
Entrar a The Crimes of Grindelwald después de eso, fue como salir de una fiesta entre amigos para llegar a una casa embrujada con Michael Myers.
Más que película, esto es un tráiler de 2 horas 14 minutos para el resto de la franquicia. ¿Por qué siguen cometiendo el mismo error? Cuando terminó, la reacción de los presentes fue más confusión que emoción. Lo sé porque no se sintió la misma energía que con la primera, cuando aplaudieron con fuerza al final; las caras se veían extrañadas, no expectantes de lo próximo.
Sé que el reto principal de hacer precuelas es crear suficiente drama para que la gente se preocupe por los personajes aunque, ya sepan lo que sucederá. No hay nada malo en introducir nuevos conceptos mientras tanto pero, Rowling confunde sobre-complicado con elaborado, dejando su audiencia más frustrada que interesada.
Por otro lado, entiendo lo que está tratando. En un punto de nuestra historia cuando la retórica social y política a nivel mundial se ha vuelto tan toxica, Rowling nos quiere recordar el inmenso peligro de escuchar ideas populistas con soluciones fáciles, saliendo de la boca de carismáticos líderes. El otro problema es que Johnny Depp apenas le da fuerza a Grindelwald para esa posición, y es imposible no pensar lo absolutamente mejor que lo hubiera hecho Colin Farrell (al igual que en la primera).
Rowling presenta la naturaleza neutral de Newt como un defecto, ante la aumentante influencia de Grindelwald entre los magos, prometiendo un mundo donde reinen supremos, atrayendo hasta gente que uno no esperaría.
Como amante de esta propiedad, es difícil no ser seducido por las constantes referencias al mundo que ya conocemos; desde una visita a nuestro querido Hogwarts, hasta nombres o fotos en el trasfondo que activan la emoción. Rowling lo sabe y lo aprovecha cuanto puede.
Redmayne está más cómodo en la piel de Scamander, y es imposible no estar de su lado, a pesar de esta ocasión es protagonista menos activo. Ezra Miller queda completamente desperdiciado como Credence, ahora buscando su verdadero origen con la ayuda de Nagini (Claudia Kim), una compañera conseguida durante sus viajes. El talentoso actor es reducido a mantener expresiones de dolor y tristeza, apenas reaccionando a lo que sucede a su alrededor. Por su lado, Jude Law hace de su mejor Jude Law como Dumbledore. Décadas antes del sabio maestro, vemos un líder con intenciones misteriosas, negándose a enfrentar su viejo amor y aliado por razones desconocidas.
Eso último suena como si Rowling hubiera tenido el valor demostrarnos el poderoso hechicero en una luz bastante distinta, menos agradable de lo que queremos aceptar, tal como el mismo lo sugiere en el séptimo libro. Pero no. En su lugar hace un cambio que, no revelaré aquí pero, sentí que le quitó gran parte de su misterio.
Al final del día, nada de eso importará, especialmente a los fans que solo busquen ver más de ese mundo. Con Fantastic Beasts: The Crimes of Grindelwald, Rowling logra nuevamente envolvernos en su creación, y sea dentro de un carnaval de magos o lidiando con la burocracia del gobierno mágico donde nos encontremos.
Con todo y sus defectos, especialmente durante el segundo acto, la pase bien viendo The Crimes of Grindelwald. La razón principal siendo mi cariño por este mundo y la emoción de verlo vivo nuevamente en pantalla grande, algo en lo que Rowling Yates y el director de cinematografía, PhilippeRousselot, definitivamente triunfan, por lo que vale la pena disfrutar en la pantalla más grande posible.
De hecho, la vi en Imax 3D y se ve increíble, clara y con buenos momentos aprovechando el formato.
No puedo decir que Fantastic Beasts sea una mala película pero tampoco alabarla por más que ame este universo. Así que digamos que cae en el área de Chamber of Secrets. No la mejor, pero, sigue siendo el mundo mágico de Harry Potter.
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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