Hacía tiempo que no me tapaba la cara del susto. Con una de sus nuevas producciones originales, Netflix ofrece una de las mejores historias de horror en los últimos años.
Sin embargo, tengo que comenzar esta crítica especificando que The Haunting of Hill House no es una serie de terror en el sentido clásico; no esperen ver monstruos brincando hacia ti o alta cantidad de cuerpos cayendo. Con su opera prima, Mike Flanagan construye un drama familiar donde el enfoque son los personajes y sus tribulaciones, con elementos sobrenaturales funcionando a favor de la historia, y no al revés, como casi siempre sucede. Es increíble cuantas películas de terror fallan en ese detalle tan básico: haz que los personajes importen.
El director de la cruelmente ignorada Oculus (también disponible en Netflix) se nota fuertemente influenciado por el James Wan que nos puso a temblar con Insidious, y nos destrozó los nervios en The Conjuring, la Rosemary’s Baby de Roman Polanski, y las Tres Madres de Dario Argento.
En otras palabras, el miedo en The Haunting of Hill House no es lo que pasa, sino lo que puede pasar en cualquier momento. Lo que nos rodea. Perdí la cuenta de cuantas veces puse pausa y di hacia atrás porque vi algo extraño en el trasfondo; ¿eso es una cara mirándome? ¿Esa estatua se movió o fue mi imaginación? ¿Hay alguien detrás de ese mueble?
Nota: Lamentablemente, la cuenta social de la serie revela alguno de esos momentos, te aconsejo que la evites hasta que termines los 10 episodios.
Basado en la novela homónima del 1959 de Shirley Jackson, esta es la tercera adaptación de la historia luego de dos filmes que no hicieron mucho ruido. De hecho, se toma bastantes libertades, comenzando con mover la acción a tiempos modernos, uno en 1991, otro en el presente.
La familia Crain está rota. Steven (Michiel Huisman/Paxton Singleton de adolescente), el mayor de cinco hermanos, prácticamente la ha abandonado luego de volverse rico y famoso escribiendo sobre los horribles sucesos que les ocurrieron en la Casa Hill cuando niños, y que llevó a su madre Olivia (Carla Gucino) al suicidio. Su hermana Shirley (Elizabeth Reaser/Lulu Wilson de adolescente) asumió el puesto de encargada del resto de sus hermanos ya que el padre, Hugh (Timothy Hutton/ Henry Thomas de joven) también ha sido exiliado del clan.
Shirley divide su tiempo entre su familia, su esposo Kevin (Anthony Ruivivar), sus dos hijos, su hermana Theodora (Kate Siegel/ McKenna Grace de niña), y su negocio funerario. Como si todo eso no fuera suficiente, también está la adición de su hermano Luke (Oliver Jacokson-Cohen/ Julian Hilliard de niño) y la enfermedad mental de su hermana Nell (Victoria Pedretti/ Violet Mcgraw de niña).
Debido a una tragedia, los Crain tendrán que juntarse nuevamente bajo el mismo techo para enfrentar los horrores reales que rodean su tenebrosa experiencia en la casa que vivieron más de 20 años atrás.
Lo que separa The Haunting of Hill House de tantas otras es la forma en que mezcla eventos sobrenaturales con fantasmas mucho más reales. Los demonios de la adicción, problemas mentales, secretos y falta de comunicación, hostigan los Crain tanto como esos ojos que miran detrás del gabinete o los golpes inexplicables en las paredes que se escuchan por la noche.
Tras digerir todos los 10 episodios, Flanagan nos mueve entre lo que sucedió en la casa cuando se mudaron para renovarla y venderla, y el tiempo actual, con las cicatrices físicas y emocionales aún en carne viva para todos los Crain. El director aprovecha la magia digital moderna para llevarnos entre tiempo y espacio, mientras deja pistas frente y detrás de la escena, invitando a revisitar para ver lo que nos perdimos, o lo que nos adelantó, algo que no me molesta en lo absoluto.
Adicional a preferir efectos prácticos en escena, evitando demasiado uso de efectos generados por computadora, otro triunfo de The Haunting of Hill House llega vía decisión de evitar sobre-exposición. De nuevo, el enfoque es la familia, no lo que sea que los está atormentando. Pero, en la era de darnos todo masticado y digerido, se aprecia el esfuerzo de mantener el misterio. No necesito saber el origen. Esto no necesita segunda temporada, ni precuela.
Buen guion y buena dirección son esenciales pero tampoco servirían de mucho si no tuvieran buenos actores, y aquí sobran. Con 30 años de carrera recién cumplidos, Carla Gucino tiene un resume del cual sentirse orgullosa aunque, este podría ser por el cual sea más recordada. Tan aterrador como desgarrador es ver su Olivia descender hacia la demencia, atacada por la maldad dentro de la casa, y Gucino ofrece uno de sus mejores trabajos. El resto de elenco, incluyendo la joven estrella en ascenso McKenna Grace, mantiene el nivel necesario para preocuparnos por sus respectivos personajes.
De nuevo, The Haunting of Hill House no es el típico programa de horror con monstruos gritando, o peleas contra demonios con banda sonora a todo volumen; la mejor forma de describirla es “un drama familiar de terror psicológico con múltiples capas de complejidad” que recompensará tu atención y paciencia con momentos que te dejarán sin aliento, al borde del asiento, y prendiendo las luces en toda la casa para dormir.
¡Aterrorizantemente recomendada!
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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