Era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos, pero hasta ahí llega esa referencia porque, siendo honesto, nunca he leído a Dickens. Aún así, el célebre comienzo A Tale of Two Cities me parece la manera perfecta para describir el estado actual del cine puertorriqueño. Es el mejor de los tiempos por la cantidad histórica de buen (un término extremadamente subjetivo) cine siendo realizada en la isla. En los últimos cinco años hemos tenido filmes tales como Mala Mala, Las vacas con gafas, I Am a Director, La granja, Antes que cante el gallo, Extraterrestres y Nuyorican Básquet, por solo mencionar algunos. Aún cuando la calidad de cada filme individual es debatible (y yo tengo mis reservaciones con la mayoría de ellos), la consistencia de calidad de película en película es evidencia de una creciente sepa de cineastas con interés en contar historias interesantes, observar personajes complejos y explorar temas innatamente puertorriqueños. En cuanto lo malo, considera las políticas públicas y privadas específicas al cine local. Fondos incumplidos que son caducados por el gobierno y porcentajes insultantes de taquilla pagados por la cadena principal de cines. Eso y, francamente, la cartelera local. Llamame elitista si quieres pero, Dios, esa cartelera local. Yo intento ser lo más populista posible con mi apoyo al cine. ¿Pero cómo se supone que yo apoye la propaganda religiosa exploitativa, la comedia burda sin ningún elemento salvaguardable y la obra continua de un plagiarista confesado? Déjame dejar algo claro, yo puedo aceptar intentos fallidos de cine de género tales como Sol de medianoche, lo que no puedo aceptar es cine que intente aprovecharse del conformismo de su audiencia para entregarles piezas mediocres en forma y contenido. Y por esto digo, Dios bendiga El chata y todas las personas responsables de su realización.
Con El chata, Gustavo Ramos Perales (su director) se atreve a tomar los elementos básicos del Comeback Kid para contar una historia interesante, retante y entretenida. La introducción de la historia es pura efectividad y estilo, yendo directo al grano. Vemos una cárcel. Vemos a Samuel (interpretado por Alexon Duprey) siendo liberado. Lo vemos volviendo a su hogar. Uno-dos-tres, ya sabemos en qué andamos. Esto lo entrecortamos con vistazos al diario vivir de una mujer y su niño, y eso es todo lo que te diré sobre la trama, porque El chata es una película que realmente vale la pena ver.
En vez de contarte la trama básica, te contaré mis primeras impresiones, en forma de lista:
- La música original de la película es excelente.
- ¿Sería riesgoso decir que Modesto Lacén es el mejor actor actualmente trabajando en el cine local? Porque lo es y hay que decirlo.
- La última toma de Samuel es perfecta.
- Lo directo del principio es exuberante.
- Tiene esa cualidad indescribible en su ambiente y atmósfera que muchas películas del Nuevo Hollywood tenían. Piensa: Taxi Driver, Deliverance, Fat City. Por esa línea.
- Jerome Robles, quién interpreta a Victor, tiene la peor actuación de la película. No es su culpa, aparentemente es su primera vez actuando. Aún así, el equipo detrás de las cámaras debió haber sido más responsable con cómo lo usaban. Su actuación no se siente natural, si no forzada y fuera de lugar entre los profesionales.
- Me hubiese gustado ver más boxeo, pero a la misma vez admiro la restricción en el uso de la acción dentro del cuadrilátero. Pero en otro “pero aún así”, siento que un par de puños extras en el tercer acto le hubiesen dado más peso al final.
El chata es la clase de película que me da esperanza en el futuro del cine en Puerto Rico. No solamente la incluiría en el panteón de gran cine boricua, pero también la incluiría entre mis películas favoritas enfocadas en boxeadores. Y si alguien tiene algún problema con eso, podemos resolverlo en el ring.
P.D.: Casi una semana después de originalmente ver El chata, tuve la oportunidad de volver a verla. Tengo que decir que la segunda vez me la disfrute aún más. La mayoría de los problemas que tuve originalmente me molestaron menos, como la actuación de Robles (aunque ahora tengo un pequeño problema con su caracterización, originalmente recibe a Samuel como alguien que admira, pero repentinamente le tiene recelo), pero si sigo sintiendo el tercer acto un poco rápido. Adicionalmente, tengo que mencionar cuánto aprecio lo mucho que se esquiva el conflicto fácil. En múltiples momentos del filme parece que va a haber un rechazo, una pelea, una discusión, y lo que termina pasando le da más peso a sus personajes. También quiero aplaudir el desarrollo de la relación entre Samuel y el niño. Esto se maneja de manera sublime, tomándose su tiempo para llevarlos al punto que necesitan estar al final de la historia.
P.P.D.: Esta semana realicé una entrevista con el director del filme, Gustavo Ramos. Hablamos un poco sobre los aspectos creativos y técnicos de la creación de la película, y de sus filosofías como cineasta.
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