Entrar a ver una película de Woody Allen puede ser una experiencia agridulce. Es emocionante porque no todos los días tienes el chance de ver un filme hecho por uno de los cineastas más importantes en la historia del cine norteamericano. Pero, a la vez, es un poco triste, porque teniendo 82 años, sabes que esta puede ser la última película que veas del cineasta. Aún con la edad, Woody Allen sigue haciendo lo que casi ningún cineasta joven es capaz de hacer: lanzar un película cada año. En esta ocasión, la dosis anual de Allen se titula Wonder Wheel.
Wonder Wheel cuenta la historia de Ginny, una mujer que, cuando joven, solía ser actriz, pero ahora le toca ser camarera de un bar de ostras en el famoso paseo tablado de New Jersey. Luego de una pelea con su hijo, Ginny decide ir a caminar en la playa y ahí conoce a Mickey, un salvavidas, con el que tiene un romance pasajero.
Como es la norma, Woody Allen dirigió y escribió el filme. En cuanto a dirección se trata…pues…es Woody Allen. No hay nada nuevo en su forma de dirigir. Si hay un director más tradicional en Hollywood que Allen, let me know (hasta el font de los créditos es el mismo). Quizás lo que es diferente en este filme es que la película parece, más que un filme, una obra de teatro. No solo por las pocas locaciones que tiene el filme, sino también por como Allen dirige la cinematografía de Vittorio Storaro, especialmente la iluminación.
Hablando de la cinematografía, debo mencionar que, by far, este es uno de los highlights del filme. Al igual que con Café Society, el que se roba el show aquí es Storaro. Los visuales creados por el italiano son casi un time-machine, y nos transportan a los 50s en un abrir y cerrar de ojos. Similar a Café Society, la paleta de colores de Storaro se mantiene en colores cálidos, especialmente en los naranjas, amarillos, y rojos, colores, algo que le al filme un dream quality o un feeling nostálgico. Como mencione, la iluminación está dirigida para ser un poco teatral, pero también para aportar a la historia, y a decirnos, de forma no verbal, como se estaban sintiendo los personajes, algo que me gustó mucho.
La historia, tristemente, no añade nada al canon de Allen. Aunque sobrepasa lo último que el cineasta hizo (Café Society), no le llega ni a los talones de otras historias que Allen tiene en su filmografía (Midnight in Paris, Manhattan, y por supuesto, Annie Hall). Hablando de Annie Hall, debo mencionar que en partes del filme sentía que estaba viendo una compilación de los greatest hits de Woody Allen. La persona que rompe la cuarta pared hablandole a la audiencia como en Annie Hall (algo que aquí no solo cansa, por tantas veces que lo hace en el filme, sino que tampoco sorprende, como la primera vez que Allen lo hizo), o el personaje principal femenino con depresión (hay ciertos shots, o al menos un en específico, que me llevaron a la devastadora última escena de Blue Jasmine).
Wonder Wheel no tiene nada nuevo que decir. Es una película meh, que cuenta una historia predecible y olvidable. Aún así, esta puede ser una de las últimas películas de Allen que estrenen ever y si te gusta el trabajo que ha hecho el cineasta vas a verla de todas formas. Por más mediocre que sea la historia del filme, no puedo negar que la actuación de Kinslet en el filme es buena, y que la cinematografía es hermosa. On the other hand, si no eres fan de Allen, Wonder Wheel no te hará cambiar de parecer.
Vivo en el cine.
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