Antes de ver el primer tráiler, ni sabía sobre la historia de Michael “Eddie” Edwards (Taron Egerton), un tipo que se tiró la maroma de competir en la olimpiadas en un deporte que bien le pudo costar la vida. Desde el primer momento, ya esperaba una de esas películas que te dejan inspirados así que, naturalmente, entré a ver Eddie the Eagle asumiendo mi actitud cínica mientras viraba mis ojos, solo para que, al final de la película, tuve que aguantar mis ganas de gritar y brincar de alegría celebrando la valentía de “Eddie”.
Este filme es dirigido por Dexter Fletcher, producido por el genial Matthew Vaughn (Kick-Ass, X-Men: First Class), que se toma bastantes libertades con lo que pasó en la vida real (el personaje de Hugh jackman es inventado) pero, resulta tan divertido, encantador, con tanta química entre sus protagonistas que le perdoné sus pocos fallos mientras me disfrutaba la perseverancia de “Eddie”.
Desde pequeño, “Eddie” quería ser un campeón olímpico pero, sus capacidades físicas no cuadraban con sus aspiraciones. Luego de varios intentos en distintos deportes, “Eddie” decide ser el primer brincador en esquíes que ha tenido Inglaterra desde el 1929 aprovechando algunas cláusulas olvidadas de los gobiernos olímpicos.
Taron Egerton se transforma tan bien en “Eddie”, tanto maquillaje como talento, que me olvidó por completo que es el mismo chico de Kingsman: The Secret service mientras lo vemos –eternamente positivo- intentando brinco tras brinco de cualificar para participar de sus anheladas olimpiadas, al igual que reventada tras reventada contra el piso, aprendiendo a fuerza de golpes y dolor.
Eddie the Eagle no trata de ser otra cosa que la típica película de inspiración que nos quiere hacer salir de la sala con una sonrisa. “Eddie” se hace famoso y popular pues, a pesar de su falta de habilidad, su felicidad de estar compitiendo es honesta. El filme toca brevemente el punto sobre Eddie ser “una burla al deporte o la representación del verdadero espíritu amateur” de las olimpiadas pero, no es mucho y releva eso a los villanos del filme en la forma de burócratas del cuerpo olímpico que lo ven como una ofensa.
Aunque toma su tiempo en desarrollarse, especialmente durante el segundo acto, una vez que “Eddie” y “Bronson” (Jackman) llegan a Calgary para los juegos, el filme no se detiene. Eddie the Eagle es una inspiradora historia contada con admiración y cariño a su protagonista; divertida de principio a fin. Olímpicamente recomendada.
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Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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