Hace unos meses transmitieron por NBC un especial de Peter Pan en vivo. En ese momento pensé “esto es horrible pero, al menos no puede pasarle nada peor al legado de Peter Pan”. Poco me imaginé que estaría viendo como usaban el mundo creado por J.M. Barrie para tratar de producir otra franquicia, esa palabra tan amada por los ejecutivos modernos. No me alegra decir esto, todo lo contrario, PAN es una de esas películas que seguimos desde que la anuncian hasta el momento que escribimos la reseña, esperando que sea otra experiencia tan buena como se veía venir. En su lugar, nos llega un atento de reproducir una formula gastada envuelta en lindos colores (and a little bit of racism).
Peter (Levi Miller) crece en un orfanato justo durante el ataque a Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial. El chico sospecha que la madre superiora se está quedando con la mayoría de los suministros, aparte de estar detrás de las desapariciones de otros niños. Resulta que Peter tiene razón: la monja está vendiendo los niños a Piratas que llegan en la noche, secuestrando los pequeños desde su nave voladora.
Hasta ahí vamos bien; la secuencia en que los piratas llegan en su barco y escapan de los ataques bombarderos hacia Neverland es fantástica, uno de muchos momentos cuando la fotografía de Seamus McGarvey y John Mathieson aprovechan la magia de la historia para transportarnos.
Pronto descubrimos que los piratas necesitan los niños para que trabajen obligados en las minas del malvado “Blackbeard” (Hugh Jackman), en una escena con el peor uso de “Smell like Teen Spirit” este lado de “Weird” Al Yankovic, excepto que con el sabemos que es mala a propósito. Todavía no vamos mal; Jackman, siendo un actor de teatro, es tan absurdo y sobre actuado como el personaje lo necesita, este es un villano de una película para niños por lo que sus gestos exagerados cuadran perfectamente.
No pasa mucho tiempo antes que PAN muestre sus verdaderos colores; esta película existe porque alguien vio Star Wars: The Phantom Menace y pensó “esto sería perfecto para contar la historia de Peter Pan”. Peter es el “escogido”, hijo de una humana y un príncipe de las hadas, una profecía habla sobre su llegada a salvar Neverland. Si eso se escucha mal, no he terminado: Garret Hedlund interpreta a “James Hook” tratando (y fallando) de ser el nuevo Han Solo con la voz del Batman de Christian Bale, mientras que la regularmente buena actriz Rooney Mara casi anda con un cartel que dice “estoy haciendo esto para cobrar un cheque”.
Hablando de Mara, de todos los pecados del filme, la actriz interpreta a “Tiger Lily”, un personaje tradicionalmente nativo americano pero, el filme trata de justificar su contratación explicando que las tribus de Neverland están compuestas por diversas razas. El problema es que, tanto su líder, como los salvadores, son blancos, porque obviamente es la única raza que puede salvar el mundo, aunque sea uno inventado. Lily es presentada como una mujer fuerte porque pelea, coquetea y ordena, solo para que al final se convierta en otra “dama en apuros” del montón.
PAN tiene unas cuantas secuencias entretenidas de acción y aventura; aparte de la hermosa fotografía que mencioné, el carisma de Miller nos hace perdonar sus diálogos, algo que no alcanza Hedlun. Es muy posible que los niños pequeños —el objetivo demográfico después de todo— no se molesten con todo lo antes mencionados pues PAN mantiene un ritmo constante de movimiento, fantasía y colores. Serán los padres los que tendrán que aguantar ver la historia de su niñez reducida a carnada de franquicia.
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Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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