Crisis económica, represión sistemática y luchas de poder por dos décadas se mezclaron para hacer la fórmula perfecta y detonar la revolución de los jazmines en Túnez.
Desde el 26 de diciembre del pasado año, la república tunecina ha estado asediada por protestas civiles por la crisis económica que atraviesa la pequeña nación al norte de África. Hasta hace poco, esta nación gozaba de un buen rendimiento económico. De hecho, en el 2009 el Foro Económico Mundial la coloco en la posición número 40 a nivel mundial, siendo el País mas competitivo del continente africano. Sin embargo, el rápido deterioro de su economía, la represión a la disidencia sumada a la escasez en puestos de trabajo los tunecinos se las ingeniaban para sobrevivir hasta que el 17 de diciembre ocurrió una desgracia que fue la mecha a la revolución.
Mohamed Bouazizi, un graduado universitario de 26 años que no encontraba trabajo, se había estado ganando la vida vendiendo frutas y vegetales en un negocio improvisado. Al no tener permiso, las autoridades gubernamentales intervinieron con el, confiscándole toda su mercancía. Bouazizi en protesta se bañó en gasolina y se prendió en fuego frente a las oficinas del Gobierno. Aunque logró sobrevivir, fallece varios días después pero ya la revolución iba en paso firme.
Las protestas escalaron rápidamente, organizadas a través de la redes sociales los jóvenes tunecinos lograron amasar al País y pusieron a temblar al Gobierno de Zine El Abidine Ben Ali.
Como respuesta, el gobierno decretó un toque de queda arrestando a cientos de manifestantes pero esto alentó mas las revueltas que ahora ya eran apoyadas alrededor de toda Europa. A raíz de esto el 13 de enero Ali se dirigió al País y prometió reformas económicas y sociales, la creación de 300 mil puestos de empleos, libertad informática y una disminución en los precios de los productos básicos. Además, prometió que no iría a la reelección, que dejaría la presidencia en el 2014 y que convocaría a elecciones legislativas en los próximos seis meses. Sin embargo, esto no convenció a la sociedad civil y 24 horas después Ali dejaba el poder después de 24 años ocupando la silla y se refugia en Arabia Saudita.
Esto sumió al País en una crisis constitucional. Según la Constitución de la República, los artículos de la vacante presidencial y la línea de sucesión parecían contradecirse el uno con el otro. Inmediatamente surgida la vacante, el primer ministro, Mohammed Ghannouchi, asumió la presidencia interina del país, junto a los presidentes del Congreso, Fued Mebaza, y de la Cámara de Consejeros (Senado), Abdalá Kallel. Estos se comprometieron a respetar la Constitución y reestablecer la estabilidad nacional, sin embargo decretaron un estado de excepción donde prohibían toda concentración pública. No obstante, según reportara el diario El País, el Consejo Constitucional decretó que esta movida no era la contenida en la carta magna y declaró que la presidencia estaba vacante y que se debería convocar a elecciones generales en un plazo de 45 a 60 días, presididas de manera interina por el Presidente del Parlamento.
Una de las situaciones que ha llamado la atención es la reacción internacional ambigua y tardía de este alzamiento popular. Los países árabes, en un principio, habían expresado su preocupación y total apoyo Ali. Sin embargo la revolución de los jazmines ha provocado una serie de manifestaciones en países con una situación económica similar a la de Túnez y los líderes árabes están escépticos del efecto a largo plazo que pueda tener esta revolución.
Esto también ha sido el reflejo de la timidez con la que naciones extranjeras han manejado la situación. Por ejemplo, Nicolas Sarkozy en Francia, principal aliado comercial de Túnez, exhortó al diálogo para llegar al fin de esta crisis pero fue criticado por no ser mas severo con el Gobierno de este País.
Hasta el momento, según datos oficiales, se han reportado 21 muertes a causa de los disturbios. Sin embargo, la Federación Internacional de Derechos Humanos asegura que ha contabilizado 66 víctimas fatales.
Expertos y analistas coinciden en que de no ser por las redes sociales y medios alternos esta noticia pasaría desapercibida. Lo que ha abierto el debate sobre reformas profundas en el mundo árabe.
Foto |The Australian
Comments are closed here.