Todos hemos escuchado alguna vez, ya sea al encontrarnos con un bravucón o al ver a alguien realizar el gesto en broma, personas que para retar a otra a un altercado físico, dicen ‘túmbame la pajita que tengo en el hombro (o cara)’. Es una forma de empezar la violencia, sin ser el primero en agredir físicamente. El otro fue el que la tumbó, tú solo le caíste arriba posteriormente.
Bueno pues este gesto de bravucón o bully, como está tan de moda ahora, es precisamente la ‘estrategia’que parece haber sido adoptada por AMBAS partes en la discordia en la UPR, según se puede apreciar en los eventos hasta el momento. Empecemos porque está claro que hay varias cosas que aplican a ambos bandos en este conflicto, tanto la Administración Universitaria/Superintendencia de la Policía (trabajando en equipo como debe ser) y por otro lado a los estudiantes/huelguistas profesionales/profesores: el primero que haga una agresión ‘no provocada’ al otro va a quedar ante la opinión pública como instigador y merecedor de cualquier reprimenda, y tan pronto se inicie la violencia, ambas partes buscarán ocupar el papel de víctima, que será más fácil de conseguir para aquel bando que fue ‘agredido’ primero. Aunque parezca difícil de creer, en estos momentos el pueblo se encuentra dividido entre si apoyar a los estudiantes, o al Gobierno.
Entonces, hay 2 cosas importantes aquí. En qué consiste una agresión, y qué es ‘provocar’ una agresión. Aquí, en el punto que estamos, una agresión debe ser catalogada como tal cuando uno de los dos grupos, decida acabar el conflicto agrediendo o controlando físicamente al otro. O sea, una de dos, que los estudiantes hagan lo que el Gobierno dice que ya hacen pero que realmente están lejísimos de hacer: convertir su movimiento universitario huelguista en un grupo disidente ‘paramilitar’ (como ya les llaman algunos) y pelear esta batalla desde las trincheras; por otro lado, que el Gobierno haga ya lo que viene advirtiendo puede hacer pero no ha hecho: detener física y penalmente a los ‘300’ estudiantes que según ellos provocan todos los disloques en la Universidad puesto que cargan una agenda política de izquierda. Y digo que son estas las únicas formas que veo como viables para finalizar la situación, porque si lo que piden los universitarios como único método de ‘bajar las armas’, es eliminar totalmente la cuota de $800, resulta algo imposible de acuerdo con la posición firme y final de la administración de que la cuota NO se puede eliminar, entonces ¿qué más queda por hacer?
Mientras esta nota se concebía, los líderes del país, nuestro gobernador y los presidentes de Cámara y Senado, anunciaban tras reunirse con el liderato universitario (administrativo y sindical, no estudiantil, no docente), que han concebido 5 diferentes formas con las que los estudiantes no tendrán que pagar la cuota. Las opciones requieren en todos los casos llenar solicitudes de beca y entrar en un proceso de ‘selección’ de alguna forma arbitrario aunque se debe presuponer que justo. Tras decir esto, dijo el gobernador que ‘algunas personas están jugando con fuego’, que es otra manera de decir, túmbame la pajita que te vas a quemar bien cabrón. Al final, la cuota se queda, pero se ofrecen ‘métodos’ para esquivarla.
Ellos piden, como se dijo antes, que se acabe la huelga.
Los estudiantes por su parte, argumentan que estos ‘esfuerzos’ son solo una pantalla, y que si hubiese la intención real de eliminar la cuota, el gobierno aportaría la cantidad de la cuota directamente al Banco Gubernamental de Fomento como repago por el préstamo para cuadrar el presupuesto, en vez de pasarle el proceso a la ya de por sí lenta y ineficiente administración universitaria. Dicen que no deben ser ellos quiene paguen la deuda acumulada tras años de mala administración.
Ellos piden, como se dijo antes, que eliminen la cuota en su totalidad.
El tranque sigue.
Por otro lado, hasta hoy, 15 de diciembre a las 4PM, tanto los estudiantes (la mayoría), como la Policía han actuado de manera paciente y cívica. Nadie ha perdido los cabales, fuera de algún que otro peñón, o algún arresto sin sentido. Provoca curiosidad sin embargo el porqué no se arresta a los encapuchados, si ya se ha visto que han sido encapuchados quienes tanto han roto cristales, como regado gas en los salones. Despierta curiosidad porque los más suspicaces, podrían decir que hay uno que otro encubierto por ahí. Habrá que estar pendiente.
Lo importante es que visto lo visto, está claro que esto solo se puede resolver de una de dos maneras. La primera y la segunda. La primera, que alguien le tumbe la pajita al otro y el más fuerte, la policía, oprima y derrote al que está desarmado y en minoría (supuestamente), los estudiantes. Luego, el pueblo asignará culpas, responsabilidad, ganadores y perdedores. Si algunos. La segunda, que algún representante del Gobierno se robe el show y aparezca el dinero de la cuota de algún sombrero, cual mago, y ‘saves the day’ como dicen en inglés.
Entonces, ¿qué ustedes creen que pasará?
Nota: El afiche que adorna esta nota fue hecho por Ecks. Lo tendremos disponible para que lo bajen quienes estén interesados.
Escritor y copywriter radicado en San Juan de Puerto Rico. Especialista en nada, práctico en todo. Colaborador en QiiBO y rotros medios del archipiélago. Que viva la fiesta.
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