¿Alguna vez han entrado a una casa que por fuera se ve hermosa, moderna y creativa, solo para entrar y descubrir que por dentro está desorganizada, sucia, y llena de clichés del género? Algo así sentí cuando vi Jupiter Ascending; la cual puedo describir como un hermoso desastre.
“Jupiter Jones” (Mila Kunis) es una empleada doméstica en una familia de inmigrantes rusos que está harta de su vida limpiando casas ajenas. Su universo entero –literalmente- cambia cuando se entera que es la recurrencia de la matriarca de una familia real extraterrestre, que la convierte en dueña de la tierra entera. Eso la convierte en la tarjeta de los tres herederos, “Balem Abrasax” (Eddie Redmayne), “Titus Abrasax” (Douglas Booth), y “Kalique Abrasax” (Tuppence Middleton), uno de los cuales contrató a “Caine Wise” (Channing Tatum), un mercenario mitad albino mitad hombre lobo con botas voladoras, para que la proteja hasta que la disputa se pueda resolver.
En caso de que los mil doscientos anuncios y posters no lo hayan dejado claro, este filme es escrito y dirigido por Lana y Andy Wachowski, responsables de la ya legendaria The Matrix. No creo que tenga que explicar lo significativo que fue esa película así que, aun hoy, 16 años después, cada nuevo proyecto de estos dos trae una anticipación de lo que puedan traer.
Lamentablemente, Jupiter Ascending es todo brillo y nada de lustre… ¿así se dice? Anyway, esta película es un banquete visual y creativo; repleto de extrañas criaturas, imaginativos mundos, y divertida tecnología. En papel, este filme debería ser parte del renacimiento de la opera espacial que comenzó con Guardians of the Galaxy y continúa este año cuando estrene Star Wars: The Force Awakens. En su lugar, tiene un libreto tan sobre-complicado, falto de ritmo y desarrollo de personajes que, para cuando llega el final, la destrucción de la tierra para vendernos como bebidas energizantes (o algo así) no se escucha tan mal.
Sin mencionar que el “romance” entre Jupiter y Caine es el más difícil de creer desde que Anakin Skywalker conquistó a Padme Amidala hablándole de arena, y las ventajas del fascismo para gobernar la galaxia.
Realmente es frustrante escribir esto porque quería que Jupiter Ascending fuera una gran película, y cuando se acabó quise tener el poder de cambiar varias cosas; quitarle media hora de duración, eliminar el inverosímil e innecesario romance y hacer que Mila Kunis no gritara tanto. Los mismos Wachowskis que en la trilogía de Matrix crearon tres de las mujeres más “bad-ass” de los últimos 20 años, relegaron a Kunis a ser una simple gritona “dama en peligro”. De igual forma, Sean Bean solo es usado como instrumento de exposición y giros sin sentido del guion. Por su lado, Channing Tatum pasa la mitad del filme sin camisa, así que felicidades a sus fans.
Si miran fijamente a Eddie Redmayne mientras interpreta al ridículo villano “Balum”, pueden ver como se despide sigilosamente del Oscar que pudo haber ganado por The Theory of Everything.
La cuestión es que, como quiera, mientras la estaba viendo, me disfruté los hermosos paisajes y distintos mundos, y me entretuve contando las distintas influencias; desde Star Wars, pasando por Gundman, G-Force hasta Pacific Rim, entre otras. Jupiter Ascending cumplió con entretenerme, que es lo menos que le pido a una película, especialmente los primeros 40 minutos, antes que el guion se enredara en giros arbitrarios y la obsesión por transmitir su mensaje anti-corporativo. Irónicamente, el espectáculo visual y de sonido la hacen una buena opción para verla en pantalla grande, con buenas bocinas y preferiblemente desconectar el cerebro un rato para disfrutarla lo mejor posible.
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Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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