Llevar temas bíblicos a la pantalla grande es, quizás, uno de los retos más grandes que un director de cine puede enfrentar. Y no precisamente por ser relatos difíciles de representar, sino más bien, por el diluvio de críticas a las que con toda seguridad se enfrentarán. Darren Aronofsky (Black Swan) es quien ahora nos trae una nueva versión de “Noah” una de las historias más conocidas y fantásticas que podemos encontrar en los textos bíblicos, el arca de Noé y el diluvio universal.
La historia de Noé es ampliamente conocida, tanto por creyentes como por los que no. Dios, en su infinita sabiduría, decide borrar de la faz de la Tierra a todo ser viviente: hombres, animales, bestias, etc. por no respetar las reglas a la vez que la maldad seguía creciendo entre los animales racionales. El agua fue el método escogido por Dios para esto, llenando a la Tierra de esta. Noah, un fiel seguidor del todopoderoso, junto a su familia y una pareja de cada especie de animales fueron los escogidos para poblar la Tierra nuevamente una vez las aguas llegaran a sus niveles.
Sin lugar a dudas, una historia fantástica que nuestro director ha decidido tomar como base y llenar todos los huecos narrativos existentes en ella tanto como $130 millones de dólares lo permitiesen. El resultado, un deleite visual como pocos y —sin ánimos de ofender a nadie— tan interesante como la historia bíblica y mucho más rica en emociones.
Noah, antes de comenzar a exhibirse en las distintas salas en el mundo ya se enfrentaba a las críticas y las censuras en diversos países, precisamente por la fantástica historia que cuenta y no ser nada fiel a la original. Luego de tener visiones sobre una enorme inundación en la que todo ser viviente en la Tierra era arrasado, Noé recoge a su familia: su esposa Naameh (Jennifer Connelly), a sus hijos Shem (Douglas Booth), Ham (Logan Lerman) y Japheth (Leo McHugh Carroll) y se reúne con el hombre más viejo sobre la faz de la Tierra, su abuelo Methuselah (Antony Hopkins). En el camino se encuentran con una pequeña a la que recogen llamada Ila (Emma Watson). Antes de que cayera el primer aviso, Noah, ayudado por ángeles caídos llamados aquí “watchers” —representados en esta historia como gigantes de piedra y los que pudiéramos considerar los Nephilim o Gigantes en la Biblia), comienza a construir el enorme arca que los mantendrá a salvo a él y su familia, junto a una pareja de cada especie de animales, de la inminente inundación.
El Noah de Arronofsky es controversial desde el mismo principio; desde los gigantes de piedra, pasando por el descendiente de Caín y chico malo de turno Tubal-Cain (Ray Winstone) quien, al igual que la serpiente en el edén, trata de corromper la misión encomendada, hasta con el propio Noah, quien en esta historia es convertido en todo un héroe de acción. Rudo y despiadado tanto como su fe lo permita. En contraste a él tenemos a Naameh, quien es una fiel esposa, incluso cuando más despiadado y salvaje se vuelve.
Tanto Jennifer Connelly como Russell Crowe tienen interpretaciones realmente buenas, especialmente Connelly en quien recae el balance narrativo. El resto del elenco es bastante creíble en sus papeles aunque nada destacables.
Con Noah, Aronofsky no busca ni pretende darnos el clásico sermón como lo es la historia original. Aunque sí tiene su mensaje —o varios— este a ojos de muchos se perderá por lo controversial que resulta, tanto por sus fantásticas e innumerables creaciones, como por no mencionar a Dios en ningún momento de la narración limitándose a llamarlo como “el creador”. No obstante, no nos llamemos a engaños, estamos ante una película excepcional, bella y muy emotiva. Es atrevida y a la vez sublime, es fuerte y artística de principio a fin. Esta muy bien trabajada para gustar tanto a cinéfilos como a los que solo van a hablar al cine y fastidiarle la paciencia a los demás. Podemos borrar las creaciones de Aronofsky y tendríamos la clásica película de Semana Santa visualmente adaptada a nuestros tiempos. Pero entonces también la hubiéramos criticado por eso.
Podría envolverme hablando de lo preciosa que es la cinta visualmente; una mezcla rara entre Lord of The Rings, Waterworld y The Bible pero creo que lo más importante en Noah es el diálogo que sostiene Aronofsky con nosotros a través de la pantalla. En la historia original, es la voz de Dios la que escuchamos durante la narración y quien nos lleva el mensaje. Aquí la voz de Dios no existe y en cambio es Aronofsky quien juega a serlo para llevarnos un mensaje de amor y compasión para con nosotros y nuestro planeta.
Vayan a verla. Es justo y necesario. Pero antes háganse un enorme favor, no se detengan a re-pensar sobre los detalles fantásticos que verán, busquen su mensaje y disfruten de esta creación.
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Founder & Commander-in-Chiief de QiiBO.com. Tras más de una década como publicista decidí seguir mi propio camino profesional. Ahora sigo el consejo de un genio, hago el trabajo que me gusta.
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