Reseña: Prisoners

¿Qué se necesita para que una buena persona haga cosas malas? Bien, bien malas. ¿Miedo? ¿Frustración? ¿Religión? ¿Desesperación? ¿Todas las anteriores? Ese es uno de los temas que Prisoners intenta cubrir. El filme tiene buenas ideas y mucho talento frente y detrás de la cámara. Desafortunadamente el guión se queda corto al momento de abundar las distintas capas de la historia que quiere contar aunque sigue siendo muy buena experiencia de cine.

Keller Dover (Hugh Jackman) es un tipo altamente religioso que lo ha hecho todo bien en su vida. Tiene una hermosa familia, una casa bonita en un suburbio, es dueño de su propio negocio y es un firme aunque amoroso esposo y padre. Cuando su hija menor desaparece junto a la de su mejor amigo Franklin Birch (Terrence Howard) en el día de acción de gracias, su mundo se derrumba por completo. El sospechoso principal es Alex Jones (Paul Dano) pero, a falta de pruebas, es dejado en libertad ante la frustración de Keller y el detective Loki (Jake Gyllenhaal) quien está a cargo de la investigación. Keller tomará decisiones que nos hará preguntar ¿El fin verdaderamente justifica los medios? ¿Hasta qué tan lejos debe llegar una persona cuando lo más importante de su vida está en peligro? ¿Ese tic nervioso de Jake Gyllenhaal me hará arrancarme la cara a mitad de esta película? Bueno, quizás esa última la digo por mí.

Sin duda alguna, lo mejor que tiene el filme descansa en la parte técnica. Desde una hermosa y tétrica fotografía que Roger Deakins convierte en un protagonista más de la película con tomas oscuras y orgánicas que logran que el frío, el miedo y la tensión del momento sean tan reales que casi se pueden sentir en la propia piel. La complementa una fantástica banda sonora de Jóhann Johánnsson quien creó una música que aumenta todas las sensaciones sin interrumpir la acción o el drama de lo que esté pasando. Todos estos elementos son usados con gran habilidad por el director Denis Villeneuve, el cual pudo montar una excelente narrativa que nos lleva con mano firme desde la primera hasta la última escena del filme. Solo me imagino lo que hubiera resultado si Aaron Guzikowski hubiera hecho mejor trabajo con su libreto, así que estaré bien pendiente de los próximos trabajos de Villeneuve esperando que tenga mejor material en cuestión de guion.

Hugh Jackman demuestra que tiene muchísimo que dar como actor aparte de garras metálicas. Su trabajo como un desesperado padre dispuesto a todo para rescatar su hija mientras lucha con su conciencia es lo mejor que ha hecho desde The Prestige. En ningún momento queremos pensar que Keller sea mala persona aun con todo lo que hace. Sin embargo, sus acciones obligan a la audiencia a reflexionar sobre los propios conceptos morales. ¿Hubiera hecho yo lo mismo en la misma situación? Con una mezcla de orgullo, vergüenza y un poco de miedo, tengo que admitir que sí.

La otra revelación de Prisoners es Paul Dano. Por alguna razón que no entiendo, Dano es de esos actores que sencillamente no pasaba. Quizás fue porque su interpretación del antisocial hijo en Little Miss Sunshine me dejó tan mal sabor que cada vez que lo veo, me dan unos irresistibles deseos de dejarle mis cinco dedos marcados en la cara. Lo cual es irónico porque prueba que hizo buen trabajo. Luego de ver su excelente actuación en este filme, Dano se une a la lista de actores jóvenes que hay que estar pendiente de ahora en adelante.

El resto del elenco complementa el combo de buen trabajo aunque sentí que desperdiciaron la oportunidad de hacer mucho más con Viola Davis que continua demostrando porque es una de las nuevas joyas actorales de Hollywood. Jake Gyllenhaal también se destaca como un dedicado detective que ha resuelto todos los casos que le han asignado. Desafortunadamente, el libreto falla en desarrollar su personaje y solo toca superficialmente lo que parece ser una interesante historia previa de este.

Lo que detiene a Prisoners de ser una gran película en vez de solo buena es su guion. Guzikowski bota la oportunidad de construir una historia que haga justicia al talento frente y detrás de la cámara cuando intenta ser más misterioso de lo necesario, provocando que algunos de sus protagonistas queden menos inteligentes de lo que se supone que sean. Por ejemplo, a mitad de la película uno de los personajes entra a una residencia donde las pistas están –literalmente- en las paredes y aun así NADIE las tome en cuenta ni las relacione con otras cosas del filme. La motivación final del villano es increíblemente estúpida y sin sentido, casi insultando la inteligencia de su audiencia, lo que derroca la tensión que lleva dos horas desarrollando. El tercer acto decae con un viraje que vimos venir media hora antes y prácticamente saca el enfoque del conflicto principal: encontrar las niñas. Esos últimos 20 minutos se sienten innecesariamente arrastrados, me da la impresión que Guzikowski queria escribir una película de David Fincher y se quedó bien corto.

Aun así, Prisoners es un muy buen drama que provoca reflexión en varios temas como moral, motivación humana, límites legales y justicia. Estoy seguro que este filme provocará varias conversaciones acerca de esos y otros asuntos sobre lo que significa ser humano y en que nos podemos convertir cuando la situación cambia y perdemos el control al que estamos acostumbrados a tener. Prisoners dura dos horas con treinta minutos y se toma su tiempo, vayan con paciencia pero, no la dejen de ver; con todo y las fallas de su guion, merece que se disfrute del talento técnico y actoral que desborda. Fuertemente recomendada.

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