Nos encanta que nos asusten. El ser humano tiene un gusto morboso por el miedo que nos lleva a buscar formas de tenerlo, desde montañas rusas cada vez más grandes hasta películas que prometen quitar el sueño. También caemos en la trampa de los que nos ofrecen esa emoción demasiadas veces, especialmente en el cine. Una de las maniobras más usadas hasta el cansancio es asegurar que cierta película es basada en un hecho real y, desde reciente, mostrar imágenes de audiencias asustadas en el cine. The Conjuring utiliza ambas técnicas porque, al parecer, funciona, reflejando su éxito (merecido) en la taquilla.
Cuando la familia Perron comienza a experimentar inexplicables sucesos en su nuevo hogar, buscan la ayuda de una pareja que alega ser expertos en lo oculto y sobrenatural. A través de experimentos e investigación, descubren que la casa fue testigo de horribles muertes, sacrificios, asesinatos y suicidios que han dejado una marca maligna que ahora quiere apoderarse y destruir sus vidas.
Si acaso les suena familiar, Ed y Lorraine Warren son un matrimonio que se dedicaron por más de 30 años (Ed Warren falleció en el 2006) a estudiar alegados casos de ataques sobrenaturales —dígase demonios y esas cosas—. Hasta el momento, su caso más famoso fue el de la supuesta casa embrujada que inspiró The Amityville Horror y que fue destapado como un engaño –por supuesto– gracias a demandas, investigaciones serias y testimonios contradictorios. La pareja también se dedicó a dar charlas sobre su “trabajo” en universidades y mantienen un museo de lo oculto en su casa con objetos que, alegan, son conductos con criaturas de otro mundo.
Basado en otro de los casos de Lorraine y Ed Warren, The Conjuring es una de esas películas de misterio que utilizan la superstición y creencias de su audiencia para crear un ambiente de tensión que logra tener efecto en algunos momentos y en otros, no tanto. El director James Wan nos trajo la excelente Insidious y aquí vemos varios de sus mismas técnicas de “menos es más” para lograr esos momentos de miedo sin que realmente este pasando algo en escena. Lamentablemente, a falta de un buen libreto como en Insidious, termina cayendo en la trampa de otros filmes del momento y se convierte en otra más del montón. Afortunadamente, el fuerte de The Conjuring cae en los hombros de sus protagonistas que hacen muy buen trabajo expresando y transmitiendo el horror de lo que esté pasando.
Vera Farmiga interpreta a Lorraine Warren, una clarividente que pude ver y sentir lo sobrenatural. Farmiga es una de las mejores actrices de hoy en día. Tiene una habilidad envidiable de transmitir todo a través de sus ojazos y, con los gestos de su cara, prácticamente, mantener una conversación completa. Fue lo mejor del filme, imposible quitarle los ojos de encima cuando está en escena, precisamente porque el horror que expresa es contagioso. Patrick Wilson es Ed Warren, un experto en demonios y criaturas malignas que complementa el dúo dinámico. Wilson tiene experiencia en interpretar papeles de hombres rudos pero sensibles y protectores, lo cual le cae como anillo al dedo en este filme.
Cualquier película que diga ser “basada en la vida real” me pierde por completo. Esa es una de las frases más y peor utilizadas en el cine. Increíble que todavía haya gente que piense que Texas Chainsaw Massacre pasó realmente (No, para nada. Absolutamente falso). Por esa misma razón y conociendo el fiasco de The Amityville Horror, fui a ver The Conjuring con la idea de que por lo menos resultará un filme entretenido que me diera par de sustos y eso fue lo que obtuve. De hecho, tuve más dos o tres brincos en la silla, así que, me imagino que para personas que acepten la premisa de lo sobrenatural, el impacto será mucho más fuerte. Algo que me hizo perder el hilo es la insistencia en usar estereotipos basados en prejuicios antiguos; las brujas no adoraban al diablo, es una religión completamente distinta y aparte. Además, si estableces una regla desde el principio de la película, no pretendas romperla cuando se te hace conveniente como una técnica para crear más tensión por una razón tan tonta como “es muy tarde para llamar a fulano”. Cuando los Ghostbusters cruzaron los plasmas para destruir al “Marshmellow Man” era la única y desesperada forma de salvar el mundo, la galaxia, el universo.
Habiendo dicho todo lo anterior, The Conjuring es una muy buena película de misterio aunque termina convirtiéndose en otra copia más de The Exorcist. Mi esposa es una obsesionada (a nivel de junkie) con el género de horror y le pareció “muy buena. Pero he visto mejores”, opinión que comparto. Eso sí, es un filme para ver en el cine. Tremendo sonido para escucharse con las mejores bocinas, con cinematografía que produce un ambiente tenebroso que son perfectos para la atmósfera de una sala repleta de gente que quiere que los asusten y lo van a conseguir. ¡Escalofriántemente recomendada!
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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