Vivimos en un mundo en el que prácticamente todos somos malos y es cuestión de dividir los malos de los más malos para poder mantener un buen balance. El director Oliver Stone nos presenta su nueva película, Savages, una adaptación de la aclamada novela homónima de Don Wislow. Savages cuenta con un elenco extraordinario de talentos que de cierto modo, al igual que la historia, también mantiene un balance entre veteranos y novatos.
Con su deslumbrante silueta acompañada de una vista celestial, la actriz Blake Lively comienza narrando una historia que según ella quizás no termine bien. Lively interpreta a “Ophelia” a quien luego identificamos como “O”. Viviendo en el paraíso mismo, “O” comparte un triángulo amoroso con “Chon” [Taylor Kitsch] y “Ben” [Aaron Johnson], ambos son polos opuestos. “Chon” es un ex-militar con hambre de guerra mientras que “Ben” es un botánico pacifista. Estos son como agua y aceite y a pesar de sus diferentes personalidades ambos comparten su amor por “O”, su amistad y un prolifero negocio de Ganja. El trío vive una vida casi perfecta, sin preocupaciones y como “hippies” modernos, entre ellos todo es paz y amor. “O” disfruta del amor y la lujuria de ambos, lo mejor de dos mundos. Un mundo donde todos son salvajes y la justicia pareciera ser implantada por el más fuerte o el más listo.
Teniendo la mejor cosecha de Marihuana en el mundo, un poderoso cartel mexicano dirigido por “Elena” [Salma Hayek] se interesa en asociarse con “Ben” y “Chon” y aunque le hacen el acercamiento de la forma más amable, estos no tenían opción. Una vez la decisión de estos llega a oídos de “Elena” y descubre que el negocio no es lo más importante para ellos, decide quitarles lo único que les interesa realmente para manipularlos. A partir de aquí, comienza una guerra entre el poderoso cartel que ya ha demostrado las salvajadas que son capaces de hacer y los dos amigos que no son tan intimidantes.
Esta parece ser una historia de esas que sabemos cómo va a terminar, pero si no hemos leído el libro la trama nos coge desprevenidos y sintiendo esa tensión e incertidumbre que tanto nos gusta sentir. En Savages, Stone nos presenta una cinta que sin duda es algo complicada, cargada de violencia, sexo y drogas. Su dirección es siniestra y casi da en el clavo con esta historia que despierta nuestra morbosidad y alimenta nuestra adrenalina. Aún así, comparándola con la novela de Winslow, Stone no sacó todo el provecho que pudo haber sacado a esta historia. Prácticamente despierta nuestra curiosidad y nos deja con la sensación de habernos estado preparando para decirnos algo que nunca nos termina de contar.
Gran parte de este fallo fueron las actuaciones ya que pudieron haber sido más poderosas. Lively nos sirve de “eye candy” y aunque por momentos logramos verla comprometida con su papel de “Ophelia”, su personaje solo logra conectar con la audiencia esporádicamente. El actor Taylor Kitsch junto a Aaron Johnson logran proyectarse como dos grandes amigos que deben luchar juntos por sobrevivir y rescatar la vida que ambos han construido juntos y finalmente son nuestro mayor interés. Eso no quita que siguen siendo novatos comparándolos con Salma Hayek, Benicio Del Toro o John Travolta quienes desbordan la pantalla con su talento, casi sin esfuerzo alguno. Hayek como villana es realmente encantadora, se muestra dominante, como toda una reina en un mundo de hombres que, para sobrevivir, deben servirle bien. Del Toro pisa la raya entre lo fascinante y perturbador con su interpretación de “Lado”, la mano derecha de “Elena” [Hayek].
Finalmente, Savages pareciera ser una novela moderna de Shakespeare en la que todos juegan a ser el villano, unos menos que otros. Entre la tragedia, la acción y demás, Stone pretende reflejar en pantalla la esencia de la novela de Winslow, quien también colaboró junto a Stone y Shane Salerno en la adaptación del guion. Savages nos permite ver un poco del Oliver Stone que hemos conocido a través de los años, nos provoca y nos entretiene, pero al final nos deja queriendo haber podido ver más.
Desde muy niña descubrí que el cine sería una de mis más grandes pasiones y aspiro a transmitir la misma pasión a cada testigo de mis escritos. Amante del cine en toda su gloria y traiciones. Siempre busco esa obra que logre evocar grandes emociones, ya sea a través de su dirección, su historia o sus actuaciones. Cuando estas últimas se alinean en armonía todo se vuelve magia y la espera habrá valido la pena.
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