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Chijí-chijá

Columna: Entre convenciones, tirijala y chijí-chijá

Este fin de semana estuvimos de “convenciones” PPD y PNP. Esa línea tan fina que los divide que a veces es tan borrosa que se vuelve imperceptible. Tienen hasta la misma intuición del éxito que, por pura coincidencia, planificaron sus respectivas asambleas para el mismo fin de semana.

Mientras la entrada del Viejo San Juan se vestía del estridente azul y pancartas con un sonriente Roger Iglesias, por ejemplo, o una Jenniffer González —que fue lo que me tocó ver—; en Río Grande, supongo, porque no pasé por allí, se vestía de rojo igualmente estridente que chillaban los rostros de un Cox Alomar, un Eduardo Bhatia o una Carmen Yulín.

Aunque las convenciones son para, supuestamente, aprobar el programa de partido que se convertirá en programa de gobierno del que llegue al poder en enero 2013 demuestran ser más un “chijí-chijá” para seguir midiendo fuerzas electorales. Las mismas fuerzas que intentaron medir en una primaria que con tanto “vaciado de listas,” entre otros “eventos folclóricos” no sabemos, hasta el sol de hoy, con certeza, luego de 4 meses, cuántos afiliados fueron a votar, por quiénes votaron y cuántos votos obtuvieron los que resultaron ser vencedores. Ese empeño de medir fuerzas a la trágala hace que tengamos debates tan profundos como “la convención de “ideas” vs la convención de donas.” Sí, así como lo oyen, mientras el País está en una crisis profunda, no solo económica, los partidos de mayoría son tan elocuentes como llamarle: “cara de… oveja” al contrincante.

Esto no es todo, presentar programa de partido supone aprobación por unos delegados, sin embargo, nunca se reporta las incidencias, discusiones, por parte de estos para mejorar ese programa. Nunca se escucha: ¿alguien se opone? No se ven micrófonos en las mesas para que esos delegados debatan, interactúen, increpen para que ese programa quede impecable. Todos gritan a viva voz, aprobado, como si eso fuera el debido proceso parlamentario.

Así que, ¿de qué estamos hablando?

Columna: Sobre convenciones, tirijala y chijí-chijá

De un evento que busca estratégicamente aglutinar lo que se necesita para el camino que falta por recorrer durante estos 5 meses. Luis Fortuño, por ejemplo, necesitaba un espacio grande, más allá de los delegados porque en este momento necesita que su corazón del rollo caliente motores, no se desanime, y no opten por la abstención, necesita que en agosto vayan a votar, según sus instrucciones, a las enmiendas constitucionales, y repitan el ejercicio en noviembre. Sabe que su gente una vez esté en una urna no cruzará línea de partido.

Alejandro García Padilla citó a su gente al hotel, solo delegados, poniendo en evidencia al gobierno de Luis Fortuño, busca recalcar cada promesa incumplida como si eso ya lo convirtiera en El Candidato, pero esto está por verse, su cambia-cambia con respecto al derecho a la fianza, a la reforma legislativa y ahora la separación de Charlie Hernández de todos sus puestos de liderazgo tanto en el Partido como en la Cámara de Representantes por decir en una emisora de radio que votará No al status actual y por el ELA Soberano en la segunda consulta no le ha hecho bien. Sus compañeros más vitoreados fueron Carmen Yulín Cruz y Eduardo Bhatia junto al ex gobernador Aníbal Acevedo Vilá, y estos tres han declarado postura distinta a estos issues, el tema de Charlie se dio hoy durante el cierre de esta columna. ¿Querrá decir algo esto a la Junta de Gobierno del Partido Popular Democrático?

Curiosamente, en el lado azul, uno de los más vitoreados fue el alcalde de Guaynabo, Héctor O’Neill, que llevó a sus simpatizantes uniformados con camiseta negra con su apellido al frente y en la parte de atrás: “Guaynabo City” con 5 estrellas y boinas negras, luego de que ha estado en tela de juicio con el fraude en la primaria del Distrito 6. Sin embargo, en mensaje grabado por varios alcaldes, O’Neill no apareció. ¿Qué le estará diciendo esto al Directorio del Partido Nuevo Progresista?

Avanzada Héctor O'neill

Otro dato que me llamó la atención fue la oportunidad, que en las dos asambleas, se le dio a dos jóvenes a expresarse: Ricky Rosselló y Pablo José Hernández, hijo de Pedro Rosselló y nieto de Rafael Hernández Colón, respectivamente. Parece que ya existen candidatos para el 2016 y el 2020. Ricky Rosselló con su “Boricua, ahora es” y su tour de “descolonización.” El hijo de Juan Alfredo Hernández Mayoral y nieto del ex-gobernador Rafael Hernández Colón, lleva dos asambleas micrófono en mano, sin embargo, el Presidente de la Juventud Popular no pronunció discurso. Entre los comentarios sobre ambos me llama la atención la federalización de las dependencias gubernamentales que habla Ricky Rosselló, que es lo mismo que viene haciendo Luis Fortuño y que de Pablo José se diga cuánto se parece a su abuelo y que votar por el sí es un voto por “el ELA que creemos” y lo que eso signifique. Que el caudillismo sigue vivo y coleando. La cosa política sigue en las mismas manos de los que estaban gracias a la sangre de los Monarcas. Que no me digan que le dan espacio a líderes nuevos, porque un líder nuevo con ideas viejas no hace ningún sentido.

Que las convenciones son muy coloridas, sí, eso, simplemente eso.

 

Crédiitos: Foto | pnp_pr | END

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