Me confieso demasiado mortal como para entender ciertos asuntos divinos. Quizás de plano ya esté descalificada para hacer un comentario sobre el revuelo que ha causado, por mandato del Vaticano, la visita del Arzobispo de Guayaquil, Monseñor Antonio Arreguí Yarza, a la Isla para “investigar” al Arzobispo insular, Monseñor Roberto González Nieves, por unas “querellas” en su contra por intromisión política, entre otras cosas. Pero me voy a detener en este asunto de intromisión en la política insular porque me parece que a veces nos tomamos demasiado en serio.
Nos estamos dando la impresión que en verdad el Vaticano tiene los ojos puestos en la política de esta Isla como si fuera algo realmente importante, como si la firma de Melinda Romero, junto a 10 mil otros, causara mella o dolor a la Iglesia Católica.
Sí, es que no me puedo imaginar a Dios pendiente a si el Arzobispo insular coloca en un altar la bandera de Puerto Rico con el triángulo azul celeste o que le llame Patria a esta Isla.
Si Dios hace eso, creo que está perdiendo el tiempo miserablemente y que debe acogerse al retiro.
Muchos dirán que eso no fue Dios, que fue el Papa Benedicto XVI. Claro, pero cuando grupos se adueñan del concepto de Dios y piensan que su institución es la sucursal de Dios en la Tierra, hay que pensar si Dios verdaderamente piensa así y si toda esta gente lo representa.
Me pregunto si Dios vio con buenos ojos cuando la autoproclamada Apóstol Wanda Rolón hizo su intervención a favor del Dr. Pedro Rosselló y que sus seguidores comenzaran a llamarlo “El Mesías”. O si vio, de nuevo, con buenos ojos, cuando el Pastor Aníbal Heredia declaro que el gobernador Luis Fortuño era un profeta que, dicho sea de paso, le da la oportunidad de poseer jugosos contratos con el gobierno. O si el Clamor a Dios de Jorge Raschke es legítimo frente a su divorcio chispeado por historias de adulterio. O también si le gusta que Luis Davila Colón le adjudique a su contraparte, Satanás, la sotana del Arzobispo. Si disfruta del silencio ensordecedor de las instituciones religiosas ante casos de pedofilia mientras gritan enfurecidos con la intimidad consentida entre adultos.
Todo esto, mientras se autoproclaman como instrumentos de él en la Tierra.
Muy humildemente le aconsejo a Dios que mire con quién anda y le diré quién es. Porque sus “amigos” lo están desprestigiando. Podré sonar irreverente, pero no me cabe en la cabeza que a Dios le preocupe más las 10,001 firmas de Melinda Romero que la pedofilia, la corrupción, la desigualdad, los crímenes, la violencia, la pobreza… Si Dios se enmarca en estas nimiedades insulares mientras el mundo se cae en pedazos quiere decir que está sufriendo del Síndrome de Quemazón en el Trabajo y necesita vacaciones urgentes.
En esta colonia nuestra de cada dia, sufrimos de, lo que el escritor Elidio Latorre Lagares, me dijo por Twitter, “efecto ombligo: una suerte de reduccionismo insular.”
Nada más acertado para definir la “cosa nostra.” Nos enfrascamos en “cantinfladas” al darle foro a un Jose Aponte diciendo que el arzobispo es un politiquero o a una Melinda Romero decir, desde su “catolicismo practicante,” que supo lo de Wanda Rolón, pero es a los feligreses a quienes le corresponde si están o no de acuerdo con la Pastora.
¡Qué bonito!, ¿verdad?, todo un despliegue de argumentación intelectual y defensa de la separación de Iglesia y Estado.
¡Claro que no!
Antonio S. Pedreira en Insularismo lo dijo: “respiramos política y vivimos política… hemos desarrollado una actitud electoral para medir las cosas.” Si seguimos así este “efecto ombligo” terminará acabándonos.
Y tampoco voy a poner mi mano en fuego en favor del Arzobispo, creo que su posición de poder dentro de la Iglesia Católica le da todas las herramientas para levantar su propia defensa.
Dicen que solo Dios conoce los corazones de la gente. ¿Será por eso que no encuentro nada inspirador en esos corazones y sigo confundida?, ¿será quizás que me considero demasiado mortal para entender asuntos divinos?
Ya no trabaja de bibliotecaria, fue aprendiz de socióloga y piensa en voz alta en la sección de PUERTO RiiCO en QiiBO.com
13 Comments
Somos mortales cuando esa “mortalidad” nos permite alejarnos de debatir lo inexplicable. Pero ese no es el asunto. La Iglesia y El Estado en Puerto Rico a bailado muchos años con una ceparación aparente, o mejor dicho, relación a conveniencia. Por que si no es así, Porqué cada año el “Clamor a Dios” se hace frente al capitolio?? Es hasta irritante. Lo del Arzobispo, a pesar de haber sido criada católica, me importa poco. Me preocupa más M. Romero. Ya está dando pininos en una técnica que quiero llamar “Tengo voluntad y muchos idólatras para hacer listas de picar cabezas” Parecida al padre, pero sin sangre (que sepamos).
No tienes que conocer a Dios para defenderlo o tirarle en esta situación, por que al fin y al cabo, Él no está envuelto en todo esto. El no está en las religiones. Y cuando se separó a El Estado de la Iglesia, fue pensando en separa poderes y muchas ambiciones humanas, nunca a Dios.
Gracias por tu escrito.
rivetteher Gracias por compartir esto. “Relaciones a conveniencia” parece ser la orden del dia en el mundo entero. No se toma responsabilidad por nada… Politicios, religiosos, mortales y los que se creen inmortales siempre encuentran “loop holes” para hacer lo que les de la gana!