Opiniión: Cupón o no cupón. He aquí la cuestión.

Desde mis vacaciones en Cádiz, he leído atentamente los artículos de los Sres. Lebrón y Fonseca. Bueno, para ser honesto he de decir que he leído más atentamente el del Sr. Lebrón, porque el del Sr. Fonseca es tan largo que cuando he llegado al final ya no me acordaba del principio.

En fin, después de esta breve introducción, para que envidien mis vacaciones, y ya que mencionan Europa y me he dado por aludida, he decidido a hacer una valoración desde el punto de vista español, aunque la Península Ibérica de Europa tiene ya poco.

Estoy de acuerdo con ambos, y también en desacuerdo. Sin embargo, como en lo que el acuerdo no tiene importancia, y ya lo han dicho ustedes, ire directo al núcleo del desacuerdo.

El Sr. Lebrón parte de la base de que no hay que diferenciar con su afirmación de que “En Puerto Rico no hay cuponeros, simplemente son personas que reciben asistencia de algún programa gubernamental”. No puedo estar más en desacuerdo, en Puerto Rico hay ambos, cuponeros, y personas que reciben asistencia de algún programa gubernamental. La diferencia no es ni mucho menos sutil, sino de un gran calado. Mi distinción es la siguiente: cuponeros son los que reciben asistencia económica sin necesitarlo, y personas que reciben asistencia de algún programa gubernamental, pues las que la necesitan. De ahí la despectividad con la que asociamos al término cuponero. Por analogía, en España los desempleados reciben un subsidio de desempleo por parte del Gobierno si han sido despedidos de sus trabajos, esta gente recibe una asistencia del gobierno; sin embargo hay personas que pactan sus despidos con el empresario, o que rechazan ofertas laborales o formativas cuando están desempleados para seguir cobrando el subsidio, cometiendo un claro fraude de ley. Estos son cuponeros.

Pero si buscamos un culpable, no busquemos solamente en la gente que recibe las “ayudas”, que también, sino que vayamos a quien las promueve y no controla, haciéndolas, si bien legales, claramente ilegítimas. Los daños de economías como la puertorriqueña no son solamente estructurales, sino también causados por el liderazgo, y lo más importante, por el conformismo y por la picaresca de los ciudadanos.

En cuanto a lo estructural, Puerto Rico no está preparado para asumir tal nivel de gasto en subsidios sin ayudas exteriores, porque no tiene industria, y la que tiene – el turismo – está pésimamente gestionada, mientras se pelean en batallitas sin fin del tipo soy Estado o soy independiente, además, la Isla está superpoblada para su nivel de recursos. De ahí el desempleo del 15%, más el desempleo subyacente, en contratos temporales y basura, que será de otro 15%. Del mismo modo, la presión fiscal de Puerto Rico es ridícula para un país con una población de 1,700,000 personas que disfrutan de ayudas públicas. La colecta de impuestos es totalmente incoherente, gravando más a la clase media que a la clase rica, lo que provoca su descontento y que no sólo los pobres sean las personas asistidas gubernamentalmente, sino que la clase media pasa a formar parte de ese 40%. El Sr. Fonseca se pregunta porque los boricuas no pueden ser como los alemanes a la hora de repartir las ayudas. Simplemente es una comparación que carece de sentido, porque no se pueden comparar peras con sillas de madera. Alemania es uno de los países más industrializados del mundo, que se mueve habitualmente en el pleno empleo, con un fraude fiscal mínimo, y con una regulación que coloca a Puerto Rico a años luz. Lo mismo cuando hablamos de Suecia, o Noruega, cuya presión fiscal ronda el 50%. Al final, los Estados Unidos se cansarán y cerrarán el grifo.

En cuanto al liderazgo, y como hablamos de abuelas, como decía la mía “de aquellos barros, estos lodos”. ¿Qué se puede esperar de una población pícara? Políticos pícaros que derivan en corruptos. Pero que sean corruptos no quiere decir que sean tontos. De hecho, utilizan fondos federales, sobre los que la mayoría de ellos no tienen control, para promover el voto a sus partidos por parte de la población. En España sucede con los pensionistas. A lo largo de la historia de la “democracia” [lo pongo entre comillas porque no creo que exista], se han ganado varias elecciones prometiendo a los abueletes la subida de las pensiones, y ya. Ellos están a punto de morir, no les importa lo que viene, ni lo que queda. Pues lo mismo con los cupones.

Los líderes hacen la vista gorda porque les trae réditos políticos individuales, a costa de la estabilidad financiera de la Isla, porque al fin y al cabo, ellos en breve ya no estarán allí. A nuestros abuelos y padres, y a su egoísmo, debemos reconocer el mérito de que nuestra generación vaya a vivir peor de lo que lo hicieron las suyas, con una economía quebrada, y con una solidaridad totalmente nula. Sírvase de ejemplo las prejubilaciones en España, personas con 50 años que son prejubiladas por su empresa cobrando el 100% del salario hasta los 65 años, que es la fecha efectiva de jubilación en la cual empiezan a cobrar pensiones [ej.- Telefónica, Endesa]. Estos trabajadores prejubilados, en vez de disfrutar de su dinero o invertirlo, inmediatamente buscan otro puesto de trabajo para cobrar a parte del 100%, un nuevo salario, cerrando el paso a los jóvenes en el mundo del empleo. Y el Gobierno, no dice nada.

Y finalmente llegamos nosotros, la chusma, la plebe, la clase media. La generación de la universidad para todos, que ha creado un país con exceso de profesionales y defecto de técnicos, destrozando nuevamente la economía de mercado, porque así nuestros abuelos y papas pueden presumir de hijo universitario. 100,000 abogados y 2 fontaneros. Perfecto. Me criticarán, pero yo soy de los que dice que el pueblo ha de ir a la universidad, y no la universidad al pueblo. Yo soy de los que dice que la universidad ha de ser para los que valen para ir a la universidad, igual que el Barça es para los que valen para jugar en el Barça. Si pones a un jugador mediocre en un equipo de fútbol, no sólo fracasará individualmente, sino que hará fracasar al equipo [ej. Xabi Alonso]. Yo soy de los que dice que las plazas universitarias públicas han de ser reducidas al nivel de lo que pide el mercado, y que sólo los mejores tengan acceso a ellas, y que las universidades privadas de “pago y recibo un título” deben ser reducidas al mínimo y estrictamente controladas por el Estado. Que el exceso de estudiantes mediocres de 15 años por grado financiados por el Estado, es el que ha provocado una cuota extra de $800 para todos. Todo estudiantes que se exceda en el límite de años recomendado para estudiar un bachillerato por causa imputable a su negligencia no debe ser subvencionado por el Estado y ha de pagar el coste real de sus estudios. Se han de fomentar las escuelas técnicas, para que cuando necesites un carpintero, no tarde en arreglarte la mesa 3 meses, o al final la arregle tu padre, que es abogado. Finalmente, el exceso de graduados es el que provoca que el nivel de desempleo crezca y consecuentemente los cupones. Y nadie regula.

Yo soy pícaro, lo confieso, y por eso veo cuando alguien está intentando dármela. Es ridículo el sistema de créditos estudiantiles que tienen en la Isla. Se conceden todos por defecto, sin una mínima investigación sobre antecedentes económicos del beneficiario, que a posteriori lo usa para comprarse un carro o para irse de vacaciones, mientras el Estado se descapitaliza, y así un largo etc.

También me parece sorprendente la afirmación del Sr. Fonseca en relación con la supuesta esclavitud y falta de derechos de los trabajadores y mujeres en los años ’60. Si bien se consiguieron avances en los derechos de los trabajadores, el Estado actual es igual o incluso peor en los países latinos, con jornadas de trabajo inacabables, con empresarios que tienen a estudiantes sin pagarles con la excusa de que están aprendiendo, y con un miedo terrible a la reivindicación por miedo a perder un trabajo, que sin duda un “esquirol” cualquiera estaría dispuesto a realizar por la mitad de salario. Es vergonzoso que en un país como Puerto Rico se permita que los empresarios hosteleros paguen a los meseros con las propinas que reciben.

Y para terminar, contrarrestar la generalidad demagógica del artículo del Sr. Fonseca que venía a decir “si los 1,7 millones de desempleados salieran a buscar trabajo, ¿Acaso lo encontrarían?”. Este es un largo debate económico, pero la necesidad hace milagros, y el control de los subsidios y cupones haría que el nivel de desempleo se redujera considerablemente, ya fuera porque se encontraran trabajos, o porque se generase emigración, racionalizando a su vez la población de la Isla. Al fin y al cabo, en el mercado laboral, la economía de mercado también manda.

Un ciudadano standard, se quedaría en su casa disfrutando del subsidio para comprarse shampoo anticaspa, un buen ciudadano haría lo posible para encontrar empleo.

[box]Más sobre este tema en QiiBO | Cuponeros, ¿solución a los problemas de Puerto Rico? Por favor. [/box]

Daniiel Cerejido