Confieso que siempre he sido fan de las películas de X-Men. Sí, las Películas (bueno, la primera y la segunda). Nunca he sido un tipo de cómics. De chamaquito la ciencia ficción no me llamó la atención. Yo quería ser científico, y la ciencia ficción me parecía charra, muy tarde me daría cuenta que los cómics son mucho más que dibujitos con cosas explotando. Menciono toda esta bazofia porque si usted es como yo, que no tiene el prejuicio de “ah, el cómic no es así” o “se lo están metiendo a la historia original”, puede sentarse a apreciar una película por sus propios méritos. X-Men: First Class es como que un peliculazo por sus propios méritos. Si han seguido la serie como yo, sabrán que las últimas dos películas, X-Men: The Last Stand [la 3radirigida por Brett Ratner, el mismo director de Rush Hour] y X-Men: Origins, con la historia de Wolverine, fueron, for lack of a better word, una mierda. Muchos, incluyéndome, luego de esos dos sendos fracasos, llegábamos escépticos al estreno de este más reciente tomo de la saga. Resulta que Matthew Vaughn, director de Layer Cake y Kick-Ass y productor de Snatch y Long Stock And Two Smoking Barrels, utilizó esa experiencia que obtuvo manejando historias complejas y de muchos elementos, para crear una película sumamente entretenida y fácil de digerir. Si vieron Layer Cake, es una clásica película heist inglesa en la que hay 40 historias que se entrelazan, igual que Snatch y Long Stock, un reto que tuvo que enfrentar Vaughn en First Class. En las escenas de acción, First Class se parecería más a Kick Ass, con la diferencia que en First Class vemos como Vaughn ya alcanza una madurez en este renglón, tal vez por el empuje en presupuesto.
Otro reto que enfrentaba Vaughn en First Class: Casting. Los jóvenes Magneto y Xavier tenían unos grandes zapatos que llenar, sobretodo Magneto que es interpretado de manera exquisita por Ian Mckellen en las predecesoras. El reto fue atacado con mucha eficacia, las actuaciones de los dos protagonistas fueron excelentes con muchos momentos de gran química entre ambos. Igual fueron las de sus compañeros con excepción de Mystique que nunca llegó a convencerme.
La historia. Pompiaera. Aunque ya esto no es necesariamente mérito de la película, hay que señalar que la manera en que se manejan los elementos históricos entremezclados con la fantasía de X-Men, es fascinante. La historia se establece en medio de la Guerra Fría con un Sebastian Shaw (Kevin Bacon) provocando lo que conocemos como la crisis de misiles en Cuba. Xavier (James McAvoy) es un joven genio que se encuentra en el proceso de presentar su tesis cuyo tópico es, obviamente, los mutantes. La CIA lo contacta, no le quieren creer, terminan haciéndole caso y comienza a reunir un primer equipo de mutantes con su hermana de crianza, Mystique, con la intención de luchar contra Shaw. Por otra parte vemos la historia de Erik Lehnsherr/Magneto (Michael Fassbender), que comienza con su niñez en un campo de concentración Nazi y sus deseos de venganza. No les cuento más de la historia por miedo a spoilers, yo tuve la suerte que ni siquiera vi el tráiler, así que todo fue una grata sorpresa.
Les tengo que decir que es una chulería ver como Vaughn, junto a Stan Lee por supuesto, logran contar los dilemas humanos como la aceptación del grupo, la moral, la ética, lo bueno, lo malo, todo sin distraerte aún entre medio de intricadas escenas de acción y rubias despampanantes (January Jones). Esta película es definitivamente un must-see en el cine como parte de sus jangueitos de verano, a menos que sea un comic-snob, en cuyo caso supongo se sentirá indignadísimo por el resto de sus días.
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Founder & Commander-in-Chiief de QiiBO.com. Tras más de una década como publicista decidí seguir mi propio camino profesional. Ahora sigo el consejo de un genio, hago el trabajo que me gusta.
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